Domingo, tercer día del viaje, ya completamente aclimatados a la situación y disfrutando plenamente de Miami.
Los amaneceres seguían siendo parte fundamental de la agenda diaria, pero ahora era hora de probar nuevos destinos.
Fort Lauderdale, la venecia de América, conocida así, por la gran cantidad de canales que encontras en esa hermosa ciudad, lugar también del increíble centro conocido como ´´Las Olas Boulevard´´, el paseo bordeando el río ´´ Riverwalk´´ y la playa ´´Las Olas Beach´´ entre otras.
Nunca habíamos pisado la playa de Fort Lauderdale, era un pendiente y pensamos, que hacerlo al amanecer podría ser un gran plan.
Así que nos levantamos tempranito, nos subimos a la Tiguan y en unos 25 min ya estábamos en el lugar. Pero nos encontramos con un escollo, el parking.
A una cuadra del mar, hay unos espacios públicos, pero la tarifa era un infierno realmente, era tan alto el valor que ya ni lo recuerdo, lo borre de mi mente, pero dando un aproximado digamos que eran unos u$s 30 por 2 horas, algo así, un delirio, por lo que salimos despavoridos.
Volví al parking que tenía agendado, al cual no fui al principio porque pase de largo la entrada, pero menos mal que volvimos. Ahí pagamos unos u$s 4 la hora y no es una bicoca, pero mejor que el otro, sin dudas.
y ahí disfrutamos de una caminata por la playa, mientras el sol se peleaba con las nubes y no se decidía a salir. También caminamos por la avenida, el cual también tiene un marco muy interesante.
La zona de las olas, sin dudas, es un gran lugar para una caminata y desde ya, también un gran plan para arrancar el día. Es muy pintoresco y se respira un aire tranquilo.
Se cumplía la hora del parking y creímos que era momento de seguir viaje. Fuimos a un 7eleven que ya tenemos de cabecera en la zona, levantamos un cafecito y fuimos al Colee Hammock Park, un parque muy tranquilo en las cercanías de las Olas Boulevard.
Yo tenía apuntado, que en esa zona, hay algunas calles que te permite estacionar gratis un par de horas, pero me encontré con la sorpresa, de que en una en particular, los domingos, se puede estacionar todo el dia, sin cargo, un dato para apuntar (325 Tarpon Dr Fort Lauderdale) de nada!
Con ese dato nos fuimos a caminar por las olas, pero… una cosa llevó a la otra y bue.
Disfrutamos de una mañana encantadora en esa zona céntrica tan elegante, con galerías de arte, restaurantes divinos, todo muy lindo realmente.
Detrás de las olas, se encuentra lo que sería el paseo Riverwalk, que es un sendero que va bordeando el río. Empieza justo en la calle donde está el Cheesecake Factory y de ahí salen distintas embarcaciones (una de ellas gratis) y sino podes emprender una caminata.
Lo del Free Water Taxi ya lo habíamos probado el año pasado, por lo que ahora queríamos caminar, pero no sabía hasta dónde llegaba el circuito.
La cuestión es que llegamos hasta una escultura llamada Thrive, que la habíamos apuntado para el viaje del 2023, pero no logramos encontrarla en esa oportunidad.
En la zona también hay un monumento en homenaje a las víctimas de las torres gemelas de NY.
El paseo por el sendero, nos pareció hermoso, encantador, para recomendar.
Ya estábamos cansados de caminar y de hecho, con los pies medio hechos bolsa porque no habíamos ido con calzado para caminar mucho, sino con ojotas.
Volvimos por el mismo camino y disfrutamos un poco más de Las Olas y de los increíbles canales.
Yo todavía tenía otro pendiente, que era comprarme el sombrero ese tipo de pescador, el que te tapa no solo la cabeza, sino el cuello y el lugar apuntado, era otro lugar nuevo para nosotros.
Bass Pro Shops, un lugar al que los amantes de la pesca deberían ir si o si. Es impactante lo grande que es y la cantidad de artículos de pesca, camping y más, que podes encontrar. Por suerte ahí conseguí mi anhelado artículo.
Regresamos al departamento para un rico y necesario almuerzo. Después de la comida, descansamos unos minutos y fuimos a disfrutar la tarde a la playa.
Para las 18hs, ya estabamos duchados y cambiados para seguir el recorrido y la cita era en la bahía de Mid Beach, esa zona donde están los hoteles como el Gran Beach, Eden Roc y Fontainebleau.
Estacionamos el auto en uno de esos parkings, que después de las 18, se vuelven gratuitos y caminamos bordeando el agua.
Un paseo encantador, en un horario inmejorable (ni se te ocurra ir cuando está el sol porque caes desmayado) en el que disfrutamos muchísimo de los yates, las mansiones, la bahía, todo en una tranquilidad absoluta.
Alguna vez pasaba el trolley y me tente a subirme a uno, de hecho uno lo mire tanto que hasta me espero a ver si subía ja.
Llegando hasta el Fontainebleau, le dije a Lu que intentemos entrar, ya que muchos hoteles permiten el acceso al público ya que cuentan con bares, restaurantes.
La cuestión es que entramos y pareció que entramos en una dimensión desconocida, ya que era algo muy diferente a lo que sucedía en la calle, que no había ni un alma.
Ahí dentro había gente, disfrutando de las opciones que ofrece el hotel, el cual recorrimos hasta donde pudimos y nos pareció una excelente propuesta.
Regresamos contentos con todo lo vivido y disfrutamos un poco más de la bahía, hasta el regreso al auto.
Antes de ir al dpto, mi compañera de viaje, me pidió una pasadita por el Walmart de Hallandale, algo que obvio, no me negué en lo absoluto.
Y así llegó el final de otro día, lleno de matices, de cosas lindas, con el vértigo de arrancar el día en Fort Lauderdale y terminar recorriendo el Fontainebleau, eso es Florida para nosotros, un sinfín de atracciones, las cuales tratamos de aprovechar al máximo en cada viaje.
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