Nuestro plan para la parte del viaje que íbamos a estar en Florida, era no estar atados únicamente a Miami, sino recorrer lo más que pudiéramos.
Quizás no hicimos lo que hace la mayoría, de pulir Miami en primer lugar porque realmente es una ciudad tanto en su parte insular como en la continental, que tiene demasiados lugares de interés, mucho más de los que se considera en la previa del viaje.
Desde ya, que no me arrepiento de haber conocido el destino de esta forma, porque me dio un panorama mucho más amplio y de alguna forma, fue una especie de presagio para lo que se venía, quizás ya estaba escrito que íbamos a volver 5 veces más, hasta el momento y ojala que falten muchísimas más.
Era una locura mi plan. Tenía anotado de todo, inclusive Siesta Key, una playa ubicada en la ciudad de Sarasota, sobre la costa del golfo, la que muchos consideran como la playa número uno de Florida y de las mejores de USA.
Si el google maps indicaba 3hs y media, como íbamos a perdernos ese paraíso, las fotos que había visto me habían entusiasmado mucho y Lu siempre deja en mis manos el itinerario.
Pero, hay que recordar que veníamos de 7 días en Manhattan y algunos de esos días terminábamos casi acalambrados por las caminatas.
Si bien acá estábamos con auto, aire acondicionado y buena música, las distancias cansan igual.
Y veníamos del matador viaje en el día a Key West. Yo mismo me convencí de que era una locura ir hasta allá. Pero… como siempre digo, siempre hay un pero en Florida ja.
Siesta no era la única anotación, sino que una ciudad anterior estaba también marcada como opción y era la magnífica Naples.
Tuve dos obstáculos ese día, el primero, convencer a Lu de ir hasta allá y fue bastante difícil, ya que con justa razón, estaba bastante cansada de andar y andar. La playa de Miami Beach estaba exquisita, la ciudad nos atrapaba, teníamos el departamento con pileta, sobre la playa, para que volver a salir de la ciudad?
Pero en mi cabeza sacaba una cuenta rápida. En ese momento estaba a solo 2hs de esta playa que pintaba paradisiaca. Desde Bs As iba a estar mucho más lejos que eso y no quería perdérmela, era el último esfuerzo.
Finalmente salimos, con la copilota no muy convencida, pero ella me sigue en esas locuras y tuve que sortear el segundo obstáculo, el clima. El día estaba horrible, nubes feas nos recibieron en la ruta y en pocos minutos la lluvia, era como un aviso.
Tenía muchas cosas en contra este viaje, pero bueno, en silencio y con muchas dudas seguí adelante sobre la Ruta 75 que une el atlántico con la Costa del Golfo de México.
Por suerte el clima se fue recomponiendo, otro clásico de Florida, que pasas de la lluvia al sol en pocos minutos.
Faltaba que la ciudad me dé el guiño que me faltaba para contentar a mi compañera.
Después de 2hs de viaje logramos llegar a la ciudad y una vez que nos metimos en lo que se llama Old Naples, entramos en una increíble zona de llamativas mansiones.
Todo era perfecto, parecía que estábamos dentro de una maqueta. La vegetación, el césped perfecto de las casas, las palmeras, las calles, parecía una pintura. Era un claro indicio de lo que se vendría, en mi caso personal, un idilio que tengo con esa ciudad, que me fascina.
Mirábamos todo con un total entusiasmo, aunque no teníamos claro, donde íbamos a parar, no teníamos esa data.
El gps marcaba que íbamos por la 3rd Ave S y que estábamos próximos al mar. Nos arrimamos lo más que pudimos, pero no podíamos ver el agua, alguien tenía que bajar a chequear.
Lu se bajó y nunca voy a olvidar la cara que puso cuando me miro, sin dudar me dijo, bajamos acá.
La playa era realmente increíble, difícilmente las fotos lleguen a igualar lo que vimos ese día, era realmente perfecto, TODO. La ciudad, la playa, el clima que nos estaba ofreciendo su mejor versión.
Acomodamos nuestras reposeras y sombrillas y después de sacar varias fotos nos metimos al mar.
Dentro del agua conocimos a un muchacho venezolano, muy macanudo, que nos contó un poco de la ciudad y nos dijo que si estábamos interesados en hacer compras, no nos perdamos el shopping llamado Miromar, lugar que llamo nuestra atención. Si bien ya habíamos comprado varias cosas, como negarse a la tentación y sobre todo, siendo la primera vez.
Lu había preparado los riquísimos sándwiches de siempre, esta vez de pollo, pero no llegaron a la playa, ya que nos dio hambre en el viaje y lo que empezó por uno, termino por el paquete entero ja.
Luego de varias horas disfrutando del sol, la arena y el mar, caminamos unos kms hacia un muelle que se veía a lo lejos. Ese lugar es lo que se llama Naples Pier y es muy lindo realmente. En esa zona se junta más gente, sería como la playa más popular del lugar.
Volvimos, levantamos campamento, nos despedimos de esa increíble playa con una firme promesa de volver, que claramente cumplimos.
Y ahí sí que disfrutamos más que nunca de las duchas que hay en las salidas de las playas, por lo que nos sacamos la sal y la arena. Nos faltó el jabón y shampoo y era un baño completo ja. Eso nos dio un gran alivio para seguir, ya que quedaba bastante todavía.
Dimos un paseo en auto por la ciudad, la quinta avenida, calle 3, entre otras y le dimos la indicación al GPS para que nos lleve al Miromar Outlet, ese lugar que nos recomendó el amigo venezolano.
Después de 30 minutos llegamos y nos encontramos con un centro comercial, al aire libre, con buenas marcas, excelentes precios, poquísima gente, todo a nuestra disposición prácticamente. Disfrutamos muchísimo de ese lugar y aprovechamos también el wifi para comunicarnos con la flia.
Ese día jugaban Argentina y Colombia por la Copa América 2015 y le pregunte a lu, si no le molestaba que viéramos un ratito el partido, mientras cenábamos algo y descansábamos un poco, antes de salir a la ruta nuevamente.
Encontramos un lugar de tacos, con onda mexicana, que resultó ser de dueños argentinos, con quienes intercambiamos algunas palabras.
Nos sentamos, vino la comida y pasamos un gran momento, todo era ideal. El partido salió empatado y se resolvió por penales y por suerte gano Argentina y todo el restaurant festejo esa victoria. La casa invito una ronda de shots de tequila, la cual no pudimos negar.
Nos saludamos con los chicos del bar, agradecimos la invitación y nos fuimos a buscar el auto. El estacionamiento gigantesco del lugar, estaba desértico, solo quedaba nuestro coche y algunos más.
El viaje de vuelta se pasó rápido, repasando la increíble aventura que habíamos tenido y cuando nos queríamos acordar ya estábamos en Miami Beach, manejando por la Collins, mirando los yates estacionados en la bahía.
Naples es una de mis ciudades favoritas en Florida, al año siguiente volvimos de pasada y en el anteúltimo viaje, regresamos a pasar una noche con la flia, para reafirmar el romance con un sitio que no defrauda nunca.
El calendario indicaba que se acercaba irremediablemente el final del viaje, quedaba poquito, pero lo que habíamos vivido hasta ese momento, no lo habíamos imaginado ni en el mejor de los escenarios.