La zona de hospedaje elegida para nuestro viaje, fue el barrio de Hell´s Kitchen, un lugar que nos encantó y nos pareció súper practico.
Lleno de bares, restaurantes, almacenes y sobre todo a pocas cuadras de Times Square y del Central Park.
Yo siempre recomiendo, sobre todo para un primer viaje, parar en Manhattan, aunque es verdad que un metro nos puede llevar en 15 minutos hacia otro lugar, para mí, estar en el corazón de todo, no tiene precio y si lo tiene, vale la pena pagarlo.
La ubicación exacta era la 9 y la 51, con lo cual teníamos a pocas cuadras las atracciones más importantes de la ciudad.
Hablando de eso, venía con un gran dilema al respecto. Ya que personalmente lo que más me interesaba era estar en NY, rodearme de su gente, subirme al metro, ver cómo iban a trabajar, caminar por todas sus calles y el tema de las atracciones me parecía menos interesante. Yo quería estar ahí, no me importaba más nada. Y para caminar por Times Square y el Central Park no cobran entrada, así que para que gastar dinero en lugares para visitar.
Ese era un poco mi idea, hasta el mes previo al viaje. Después, algo me hizo cambiar de idea, no sé qué fue, pero empecé a pensar que era un poco loco estar en NY y no subir al Empire State, o visitar algún museo o dar un paseo en barco y ahí me empecé a entusiasmar y averigüe al respecto.
El plan que me resulto más interesante fue el de un pase que se llama NY pass, el cual te habilita a conocer miles de atracciones, de las cuales uno ya sabe que no va a poder conocerlas todas. Elegimos un pase de 5 días, dejándonos 2 libres y esos 5 conocer y visitar lugares en manera tranquila, sin tener que correr ninguna maratón para llegar a ellas.
Y ese día, empezamos a usar los pases. Pero había que arrancar con un cafecito y salimos a buscar uno. A una cuadra del dpto. Teníamos un amish market, el cual se volvió una parada obligada. Todos los productos llamaban la atención y tenían un sector tipo confitería, muy rustico, con una onda muy neoyorquina. Luego de disfrutar ese desayuno, caminamos por la 9, hasta la 42 y llegamos hasta nuestra primera atracción.
La 42 es una avenida de doble circulación, donde hay de todo! Es divina, lleno de carteles, buses, autos, camiones, es realmente un despelote, pero un lindo despelote ja, sobre todo si estas de vacaciones.
El Madame Tussauds, es un museo de cera, donde se pueden encontrar interesantísimas réplicas de actores, escenografías de películas, obras, si algo es o fue famoso, seguramente lo encuentres. No pensé que me fuera a gustar tanto un lugar así, pero lo disfrutamos muchísimo. Nos habrá llevado 2hs aprox.
Increíblemente, en una caminata por la quinta avenida, Lu se compró unas botas de cuero. En esta calle uno espera que las cosas cuesten muchísimo dinero, pero encontrar cosas en liquidación al parecer era posible, el tema es que le costaron u$s 5, hasta yo casi me compro un par.
Nos habíamos ido con la idea de que comprar en Miami, era la mejor opción, pero empezábamos a dudar de eso y si veíamos algo que nos interesaba, lo comprábamos.
Le siguió el emblemático Madison Square Garden, en un tour divino, donde podes conocer absolutamente todos sus rincones. El estadio es inmenso y lindísimo, fue muy interesante hacerlo. Ahora me queda el pendiente de poder disfrutar un recital ahí mismo.
A la vuelta del Madison, encontramos un supermercado súper interesante y barato sobre todo, el cual se volvió una parada habitual para comprar cosas para el dpto. No estábamos cerca del dpto, pero en 2 min con el metro, nos acercábamos. El súper se llamaba Jack´s 99.
Volvimos al dpto (eso es lo bueno de parar dentro de Manhattan), comimos algo rápido, repusimos energía y a salir nuevamente.
No había un plan, ya que habíamos hecho las dos atracciones previstas y el resto del día era para perderse por las calles. Encontramos en Times Square un divertido juego de cámaras de la marca Revlon, que te filmaba en tiempo real. Así estuvimos un buen rato mientras nos sacábamos fotos haciendo monerías.
Seguimos camino hacia el sur y un imponente edificio se interpuso en nuestro camino. Había una especie de niebla que hacia majestuoso ese momento, levantar la mirada era algo mágico y no terminabas nunca de mirarlo. Entramos al lobby, pero sin subir, porque estaba previsto hacerlo a la mañana siguiente, con la luz del día. El edificio era el mítico Empire State.
Seguimos viaje por la calle 34, la cual es muy parecida a la 42 y un gran corredor de compras. Ahí nos topamos con muchas marcas interesantes, Skechers, fue una de esas y debo admitir que en mis 5 viajes a USA, nunca me compre un par, que pecado!! Porque desde ese día, como que siempre me llamaron la atención.
Llegó el momento a Victoria Secret, donde ahí si Lu me dijo, bueno ahora vas a tener que esperarme ja.
Salimos y encontramos un carrito callejero, donde comimos unos ricos panchos y brochettes de pollo . El pancho lo hacían en una especie de parrilla, los mire con desconfianza, pero al primer mordisco, cambie inmediatamente de parecer. Que delicia.
En la 34 y Broadway, había como un boulevard con mesitas para sentarse. Era un lugar increíble que invitaba a sentarse sí o sí.
La verdad, voy por el segundo día de relato y hay muchísimos más momentos inolvidables, pero ese fue increíble. Mientras disfrutábamos la comida, mirábamos a la gente y los autos pasar y al Empire State. Esas son cosas que no haces todos los días.
Nueva York nos mostraba su artillería, nos estaba envolviendo y metiéndose en nuestros corazones para siempre, creo que eso es lo que hace esa fabulosa e intensa ciudad.
Disfrutamos un último paseo por Times Square, la ciudad seguía despierta, pero nosotros fuimos a buscar nuestro merecido descanso.
Había que descansar, el día que venía, tenía muchos condimentos y una sorpresa que había preparado por mucho tiempo, de la cual Lu, no sabía absolutamente nada.