Martes 16/06/2015
El día comenzó, como muchos otros. Caminando por la calle 9, sentido hacia el sur, hasta la 42, donde siempre nos esperaba nuestro vaso de café y las donas que comprábamos en un 7eleven, ahí empezó nuestro idilio con ese lugar, que después seguimos en Miami, claro está.
El plan era caminar por las calles de Manhattan, con el cafe en mano, algo bien tradicional por esos pagos, ya después de 3 días, nos sentíamos uno más entre la multitud.
Lo primero que hicimos ese día, fue ir a un simulador que estaba en la parte inferior del Top Of The Rock. Yo nunca me había subido a un juego similar y la verdad que fue tremendamente adrenalinico. Era un paseo en helicóptero por la ciudad, obviamente en formato virtual, pero muy muy real y a toda velocidad. El asiento se movía y parecía que estabas ahí, volando entre los rascacielos. Estuvo buenísimo y así arrancamos el día.
La siguiente atracción era una muy importante. Íbamos a conocer el Empire State.
Es muy loco, después de tantos años, tantas películas vistas, tantas veces de ver a Tom Hanks y Meg Ryan en ese rascacielos, ahora íbamos a ser nosotros los actores principales.
Había un problema y no era un detalle menor. El día estaba completamente nublado, pero decidimos subir igual.
La entrada estaba repleta de turistas, pero nosotros pasamos al toque, otras de las ventajas de tener el pase.
No es que sufra de vértigo, pero… tengo mis dudas, cada tanto con algunas cosas. Y mientras esperábamos nuestro turno para el ascensor que nos llevaba a la terraza, caí en la cuenta de que iban a ser 80 pisos. Muy loco todo. Y ni hablar cuando empezamos a subir, la velocidad que tomaba eso, mamita!
Llegamos arriba y como dije antes, la neblina jugaba un papel importante, como pueden apreciar en las fotos.
Pero bueno, poco nos importaba, estábamos ahí arriba, en uno de los rascacielos más famosos del mundo, como muchas veces habíamos soñado. Nos sacamos muchas fotos y subimos hasta la última parada que era en el piso 86.
Fue un momento muy importante del viaje y lo pasamos re lindo.
Para el almuerzo, volvimos al sector con mesitas de la calle 34 y Broadway, comimos algo al paso y seguimos viaje.
Con el pase teníamos un paseo en barco o lancha y elegimos la última opción, en una embarcación que se llamaba The Beast. La misma consistía en un viaje a toda velocidad hasta la estatua de la libertad.
WHAT????!!!! En que me estoy por meter, pensaba en todo momento. Es más, estuve a punto de no subir, pero mi mujer casi que me empujo para que lo haga y no me quedo otra. Seguramente en las fotos puedan apreciar mi miedo inicial ja.
Al arrancar el paseo, me deje llevar y fue todo adrenalina, goce y emoción.
Ver de lejos la isla, acercarse a la estatua, la mano del guía y del conductor que te hacia saltar del asiento con sus maniobras, todo fríamente calculado para que simplemente lo pases de primera.
Salí de la lancha excitado y hasta queriendo repetir, pero había que seguir.
Tomamos un bus, ya que la metrocard también incluía viajes en ese tipo de transporte, aunque claro, por el tráfico, no es lo más recomendado, pero teníamos tiempo y queríamos probar la experiencia.
La siguiente parada fue casi como forzada. Realmente no teníamos mucho interés en ese momento por museos y lugares similares, pero estando en NY, tenerlo de cerca y con el pase gratis, invitaba a visitarlo y así fue como nos metimos en el MOMA. La verdad no duramos mucho, pudimos ver las obras de Warhol y una exposición de Yoko Ono y nos fuimos.
Desde que estudio turismo, renové mi interés por algunas cosas y es probable que hoy le preste mucha más atención que en ese entonces. Pero cuando algo no te interesa, no tenes porque forzarlo.
El día se puse un poco feo y se largó a llover. Lo cual me hizo putear un poquito, porque podía perjudicar los planes que tenía para la noche.
Nos fuimos al departamento, a ducharnos y cambiarnos de ropa, ya que teníamos una velada muy especial en un lugar que había reservado a escondidas en un lugar muy lindo de Brooklyn.
Lo que paso en ese momento, lo dejo en un bonus track, para contar la historia aparte.
Y así termina otro gran día en NY, cada uno que pasaba era mejor que el otro, todo parecía salido de un sueño, un sueño que venía teniendo desde hacía muchísimo tiempo y se estaba volviendo realidad.