Este es el relato original que escribí en el 2016 en un grupo cerrado de Nueva York y en mi grupo de Miami.
Muchas cosas cambiaron desde ese día, de hecho hoy tenemos una nueva integrante en la familia, nuestra hermosa hija Victoria, pero aún recuerdo ese momento, como si fuera hoy, con gran melancolía y una hermosa sensación por lo vivido.
Nueva York es una ciudad tan mágica, que puede regalarte momentos soñados, este sin dudas fue el nuestro, espero les guste.
´COMPROMISO EN NY`
Hacia dos días que habíamos llegado a NY, a cumplir mi sueño de conocer la ciudad que nunca duerme.
Nosotros estamos en pareja desde marzo del 2012, muchas cosas pasaron, el 99% de las cosas buenas a su lado, debo reconocer y admitir que conocí a la mujer de mi vida, luego de haber fracasado en otras relaciones, donde a pesar de los males, una de ellas me dejo una hija hermosa, que hoy tiene 9 años.
Con Lu no tenemos hijos, pero si el proyecto de tenerlos.
La idea de llevar las cosas más allá, estaba en el aire, ya lo veníamos hablando pero yo quería que sea lo más especial posible. Aun aguantando sus reclamos graciosos sobre cuando me vas a dar un anillo o ese tipo de cosas, yo sabía que tenía que esperar al viaje, no había otra, era esa la oportunidad.
Imagine mil cosas pero había algo que me daba vueltas todo el tiempo por la cabeza: BROOKLIN, PUENTE, LUCES, MANHATTAN, VELAS, CENA ROMÁNTICA. Ahí fui armando el rompecabezas de a poco hasta que encontré el lugar: THE RIVER CAFÉ.
Un lugar, en Brooklyn, apenas cruzando el puente, donde hay que concurrir si o si con saco y donde los valores son bastante más altos que comer en mc donals, pero lo valía, no había otra opción y ella se lo merecía. El tema era elegir el momento y convencerla desde Bs As que se tenía que llevar ropa adecuada, ya que nuestro viaje era bastante gasolero y no estaba en los planes ir a restaurants de lujos ni mucho menos. El otro tema es cuando le dije: voy a llevar el traje a NY, me dijo, estás loco! Para que queres el traje allá, así que lo guarde escondido el último día antes de salir, con el anillo en el equipaje de mano, que también le compre el día que salimos. Mención especial, transpire mucho cuando pase por el scanner, pensé: y si me hacen sacarlo de la valija que le digo? Adiós sorpresa. Por suerte lo pase bien y no le dejaba ni meter la mano en mi bolso de mano.
Busque el día más adecuado y reserve la fecha desde Bs As. Una vez allá no me quedo otra que decirle que había buscado un lugar lindo para ir a cenar así se compraba algo lindo, justo estábamos en H&M ese día, ahí me compre mi querido saco de 30u$s, que use con una remera y un jean.
Al final, mi antiguo traje viajo de paseo a Nueva York ja.
Llego el día, el martes 16, por la tarde se había puesto medio feo, había llovido un poquito pero bueno, tuve fe que todo iba a salir, como lo previsto y esperado. La reserva era a las 9, nosotros estábamos parando en Hell`s Kitchen y había calculado que con una hora de anticipación llegábamos bien, pero igual tenía miedo del tráfico. Bajamos del departamento, ella súper intrigada con todo, y yo que tenía miedo de conseguir un taxi el cual por suerte nos paró al toque que bajamos.
A subir al vehículo le doy un cartelito al conductor que decía la dirección del lugar y una anotación: PLEASE HELP ME, IT`S A SURPRISE! ( por favor ayúdeme, es una sorpresa) a lo que el sr en un claro español me dijo ahh van al river café en Brooklyn jajajaj. No me arruino la sorpresa porque ella estaba tan intrigada y expectante con todo, que ni se dio cuenta. Disfrutamos muchísimo el viaje, encima era nuestro primer taxi en NY, el conductor era un puertorriqueño muy amable y charlatán, nos contó que hacía 20 años estaba ahí y que se había ido a con su mujer la cual tuvo 3 hijos.
Mientras paseábamos por los hermosos barrios de soho, tribeca hasta llegar al Brooklyn Bridge, siendo esta la primera vez que lo teníamos cara a cara. Lo atravesamos con gran asombro y entusiasmo y finalmente llegamos a destino.
Cuando ella vio el lugar, quedo fascinada, verla así me produjo alegría, felicidad y satisfacción.
Nos recibieron y nos atendió un muchacho norteamericano muy copado pero que mucho no le entendíamos y muchísimo menos cuando nos trajo la carta, pensé: donde aparecen las milanesas acá? Ja
Nos dieron la opción de cambiar de mozo y nos mandaron a un español que era muy amable también, dicho sea de paso, en todo el establecimiento nos trataron así.
Le dije que no entendía nada de nada de la carta, así que me fue guiando y se ve que capto mis gustos a la perfección ya que me termino dando de plato principal un corte de carne con papas fritas, que estaba riquísimo! un genio.
Lu pidió langosta la cual estaba muy rica, yo no la probé, conmigo no cuenten.
Lo único negativo fue que yo había pedido que una mesa frente al rio explicando que iba a ser una ocasión especial, y nos dieron una en el medio del salón que igual tenia linda vista y el mozo nos dijo que para el postre nos daba una mesa frente al ventanal y así fue.
Se imaginaran mis nervios, el momento tan pensado y soñado estaba por llegar. Por suerte, para darle un marco más perfecto aun, vino el cambio de mesa. Ella me dijo que iba al baño y cuando se fue, se me acerco otro mozo y me pregunto si estábamos festejando algo especial. A lo cual le conté lo que estaba por suceder y le pedí su ayuda. Y ahí empezó el operativo. Había un pianista de esos clásicos, pero que hacia versiones de canciones populares, eso me di cuenta cuando lo escuche tocar un tema de Madonna. Al mozo le pedí si podía pedirle al señor que toque un tema, el elegido era ´´The time of my life´´, la canción de la pelicula Dirty Dancing.
Viene el mozo y me dice que no me entiende la letra del papelito o no conocía el tema, que si podía ir a hablar con él. Vuelve Luciana y ve algo de movimiento y le digo que era mi turno de ir a toilette. Pase a hablar con el pianista y me dijo que conocía la canción, que era muy linda pero que no podía tocarla, que no la sabia. Y bueno ya fue, era hora de seguir con el plan.
Volví y ahí ya no quedaba más tiempo, era el momento.
Me hice el distraído y le pedí al mozo que nos saque una foto, cuando este se pone para sacarla, me acerco a ella, me pongo de rodillas en la pose típica y le hago la famosa pregunta, ofreciéndole el anillo.
Nuestra emoción era inmensa, uno de los momentos más mágicos de nuestra vida estaba pasando, en el lugar donde hacia tantos años había soñado estar, todo era perfecto, más que perfecto. Antes de que las lágrimas invadieran nuestros rostros, ella me dio el SI y el mozo saco las fotos que dicho sea de paso salieron muy mal, todas movidas, aunque eso mismo también, le dio un toque magistral, casi como un efecto fotográfico.
Luego, nos sirvieron unas copas de champagne de cortesía y vino el postre, el puente de chocolate, muy famoso en el lugar. Hicimos la sobremesa contemplando la hermosa vista que teníamos de Manhattan disfrutando de lo que había pasado y lo que estábamos viviendo.
Llego el momento de la partida, nos sacamos unas fotos en la parte exterior del lugar que era hermoso, justo paso un taxi y corrimos para alcanzarlo, este no hablaba español ni era tan amable como el otro, pero nos llevó a destino.
Y así termino uno de los mejores días de mi vida. Espero les haya gustado el relato.
Dedicado especialmente a Luciana González, la mujer de mi vida. Te amo con todo mi corazón.