Segundo Viaje a Florida (Parte 1) Junio 2016

Comodidades Siesta Key

Luego de un fantástico primer viaje, volvimos a casa alucinados con Florida. Pasamos del ´´como vamos a pagar las cosas del viaje´´ al ´´tenemos que volver como sea´´

Mi sueño se había cumplido y ahora se habían generado otros, seguramente el más importante, era del de llevar a mi hija Alexia. Yo nunca había tenido posibilidad de viajar de chico y me parecía, que si podía, era algo que podía ser fascinante para ella y más conocer ese lugar tan paradisiaco.

Mis suegros, son dos personas muy llevaderas, los adoro realmente y pasamos muchas cosas juntos, así que no fue difícil convencerlos de que vengan con nosotros. Ellos empezaron a viajar de grandes, en otra etapa de su vida y llevarlos a Florida me parecía una gran idea, estaba convencido que les iba a encantar.

Después de solucionar temas económicos, visados y demás, llego Junio del 2016, un año después de la primera experiencia en USA.

En ese momento yo todavía tenía pocos vuelos encima, por lo que la idea de volar, no era tan amigable en mí, pero ahora la atención estaba centrada en mi hija, toda mi ansiedad y atención estaban puestas en ella.

El avión salió y verle la cara de felicidad y asombro, pago el valor de cualquier ticket aéreo. El miedo? Para el padre nomas ja.

Luego de un vuelo sin sobresaltos, llegamos al aeropuerto internacional de Miami. Con algo de experiencia ganada, retiramos el vehículo, una camioneta Ford Escape, que no era muy grande, pero  suficiente para los 5.

Este viaje había sido encarado distinto, ya que como en el primero había quedado un lugar pendiente, decidimos parar 2 noches en ese lugar.

Sarasota, cuenta con algunas de las mejores playas de USA, sobre todo Siesta Key, por lo que pusimos la mirilla ahí y encaramos el viaje.

La pequeña cuota de golfo que habíamos tenido el año anterior, nos dio el indicio de que había que volver.

Bajar del avión y ponerse a manejar casi 4hs, no es algo muy agradable, pero la emoción que generan los viajes, resuelve cualquier tipo de cansancio.

El tramo hasta Naples se hizo aburrido y un poco cansador, pero ahí estábamos, expectantes rumbo hacia un punto de Florida desconocido por todos.

Para mis suegros y mi hija era la primera vez en USA, así que, todo les sorprendía.

Siguiendo rumbo al norte, por la ruta i75, no había mucho para ver, pero nos sorprendían esos inmensos lugares con cientos de casas rodantes en venta, al parecer era furor por ahí, porque cada tanto veíamos un lugar similar.

Luego de varios kms y horas, ya estábamos algo cansados, pero finalmente llego nuestra bajada, la de la calle 72. Al bajar, pocos minutos nos separaban de nuestro hospedaje, en el cual nos esperaba la dueña de casa, que era muy, pero muy amable, aunque tenía un inglés bastante cerrado y me costaba entenderle. Sobre todo porque era el único del grupo en seguirle la conversación. Llegamos a la puerta de la casa y salió a recibirnos: HI Martin, how are you? Nos explicó y dio todos los detalles y nos recibió con agua fresca y key lime en la heladera, una genia la anfitriona que nos tocó.

Habíamos elegido un barrio de casas bajas, a pocos minutos de Siesta. Y el lugar era una paz total realmente.

Para aclimatarnos, que podíamos hacer? Con gente hambrienta después de un vuelo de 9hs y 4hs de auto y por primera vez por esos lados. Claro que sí, un 7eleven que teníamos a dos cuadras, era la respuesta a todo y claro que los lleve a comer panchos, la conclusión fue, que se volvieron tan fanáticos como nosotros.

Luego de ese importantísimo bautismo gastronómico, aunque el día no acompañaba, ya que alternaba entre un día nublado y lloviznas, decidimos ir a conocer Siesta Key, lugar que teníamos a  10min en auto.

Sarasota parecía lindo, un lugar bastante rustico, muy playero y con calles que invitaban a doblar y perderse, pero nuestro objetivo estaba trazado.

Seguimos hasta Siesta Key y encontramos el estacionamiento gratuito de esa fabulosa playa. El problema era que ese día no tenía nada de fabulosa, había impresionantes ráfagas de viento, que literalmente, no nos dejaban entrar a la playa, nunca me había pasado algo así. El viento te empujaba, parecía de película.

Hasta que tuvimos de desistir de la idea de conocer Siesta Key, solo pudimos verla de lejos, al menos por ese día.

Los viajes son así, en casa, uno saca cuentas, arma itinerarios, pero después el destino, el clima y el pronóstico hacen lo que quieren y contra eso, no se puede hacer nada.

Volvimos para la casa, a tomar unos mates y planear los próximos pasos, hasta que le dije a Lu, creo que llego el momento de conocer Wallmart.

Increíblemente en nuestro primer viaje, no lo habíamos conocido, así que iba a ser la primera para todos.

Tenía apuntado uno de los Supercenter, que son los más grandes. Y el lugar era hermoso, hoy después de haber conocido varios en Florida y tener mi corazón en el de Hallandale, debo admitir que ese fue de los más lindos que visite. Todo sumamente ordenado, la gente súper amable y para nosotros era el paraíso. Se acuerdan la primera vez que entraron a algún Wallmart de Florida? Bueno entenderán como estábamos entonces.

Luego de un buen rato en el lugar, nos fuimos contentos con nuestras compras. Dimos algunas vueltas por Sarasota, no llovía, pero estaba nublado y bastante feo realmente.

Dejamos las cosas en la casa y decidimos que había que seguir, el tema es que no daba para paseo, porque no estaba muy lindo, así que decidimos tachar la parte del itinerario, donde decía Ellenton Premiun Outlet. Yo había leído que estaba a la altura de los precios de Orlando y como estábamos solo a media hora, nos mandamos.

El problema es que el clima empezó a empeorar de golpe y nos metimos en la ruta. Empezó a llover de una forma, que los limpiaparabrisas, poco servían y tampoco había buenos lugares para parar al costado del camino.

Las palmeras que cruzábamos al costado de la I75, se movían como si parecieran de juguete, el agua que caía parecía de película. Intente mantener la cordura y trasladar tranquilidad al grupo, algo que venía llevando bastante bien, hasta que un auto que estaba a la par nuestra, no tuvo mejor idea que salirse del camino y empezar a dar vueltas en forma de trompo. Gracias a dios pudimos ver, que solo termino en el pasto, sin mayores consecuencias. Ahora, el tema es como seguís manejando después de eso, nadie hablaba en el auto y yo solo rezaba por llegar.

Gracias a dios, llegamos al Ellenton, aunque teníamos poco tiempo, ya que eran casi las 8 de la noche y el lugar cerraba a las 9. El lugar estaba desértico, seguramente por el clima, ya que es al aire libre y casi que lo teníamos a disposición.

Ese viaje Columbia estaba fatal, con unos precios de locos y nuestro cambio, desde ya ayudaba, así que le dimos lindo.

Mientras el grupo estaba feliz comprando, yo no dejaba de observar las palmeras. Para mi ellas eran el termómetro, de cómo estaba el clima y todavía quedaba el viaje de vuelta y ahora de noche.

Contentos con el paseo, con las compras, por suerte el viaje de regreso fue más ameno y aunque tenía apuntado algunos lugares, el cansancio ya se hacía presente.

Ese día jugaba Argentina, mientras miraba un poco el partido, picábamos un poco de todo, pizzas, panchos, cervezas.

Al momento de dormir, las piezas estaban designadas y a mí me tocaba el sillón, Disfrute un poco de la tranquilidad de la zona, no volaba ni una mosca y en la cuadra, casi ni luces había, era todo muy rustico, muy Sarasota.

Al momento de acostarme, empecé a escuchar un bicho que hacia ruido, la verdad, no tuve agallas para salir a ver que era, así que como soldado que huye, sirve para otra batalla, elegí cerrar los ojos y terminar un día genial.

El siguiente día, amaneció algo más parecido a lo que uno pretende cuando se va de vacaciones a la playa.

Y por suerte, pudimos conocer Siesta Key, como lo habíamos planeado. Ahora sí, disfrutando del mar, de la playa, de esa arena, más parecida a harina, que a otra cosa. El lugar era hermoso realmente. El mar no estaba en su mejor momento, porque el clima estaba haciendo de las suyas, pero no importaba. El lugar era realmente hermoso y lo disfrutamos por varias horas.

Como soy bastante inquieto, teníamos la idea de conocer Clearwater y ahí fuimos. Directo desde la playa, gracias a esas duchas reparadoras que hay en la playa, nos sacamos la arena, nos secamos y fuimos.

El problema es que por cuestiones climáticas, estaba cerrado el Sunshine Skyway Bridge, que es uno de los puentes más famosos de esa costa. Una pena porque no queríamos perdernos de conocer, ni esa obra ni esa ciudad, pero había que modificar el camino.

Eso nos hizo entrar por otro lado y llegamos a Tampa, lugar que tiene su cierto encanto, pero no era de nuestro mayor interés. Yo había apuntado un lugar llamado Ybor City, que es un centro en esa ciudad, donde hay bares, restaurantes, casas de cigarros, algo muy típico de allá. Pero al mediodía, es un momento bastante aburrido para conocerlo, dicen que por la noche se arma la movida y es más entretenido.  

Nosotros caminamos por la calle 7, sacamos unas fotos y decidimos seguir paseando por Tampa. Llegar a Clearwater, ya no era la idea, porque las distancias son enormes en Florida y decidimos sacarlo de la lista. Quedo para otra oportunidad.

Como nos quedaba de paso, decidimos hacer una nueva pasadita por el Ellenton a comprar cosas que nos habían quedado en mente, de la recorrida del día anterior. También pasamos por un Dollar Tree, que nosotros ya habíamos conocido, pero llevamos al resto del grupo, para que se diviertan.

Luego de las compras, volvimos para Sarasota, ya se estaba haciendo tarde, y se estaba terminando nuestra última noche y había que conocer otro lugar agendado.

Parte del grupo, estaba cansado, pero logre convencerlos y nos dimos una vuelta más por la zona. Pasamos por la marina de Sarasota, un lugar muy lindo y donde en ese momento se encontraba la estatua del beso, escultura que también podes encontrar en Key West.

Luego atravesamos el puente Rinling y llegamos hasta Saint Armands Circle, que es una rotonda con bares y restaurantes muy del estilo del golfo, por momentos rustica, por momentos lujosa, por momentos muuuy tranquila. Debo admitir mi fascinación por este tipo de lugares, suelo encontrar más devoción por estos lugares tranquilos que por Ocean Drive, en varias oportunidades.

Era día de semana y el ritmo era nulo, eran como las 10 de la noche y prácticamente los establecimientos gastronómicos ya habían cerrado sus puertas o lo estaban haciendo. De todas formas paseamos y nos dejamos llevar por el lugar, muy coqueto y pintoresco.

Luego nos subimos al auto y nos dejamos llevar por Lido Key, en una zona donde reinaban las mansiones y las calles hermosas. El brillo de la noche, le daba un toque aún más interesante.

Aun no habíamos comido, decidimos volver a comer algunas cosas que teníamos en la casa. El grupo estaba contento por el paseo realizado, había valido la pena el ultimo esfuerzo.

Al día siguiente, la dueña de la casa nos había informado, que teníamos el lugar a disposición por el tiempo que queramos y que nos olvidemos de los tiempos de check out, ya que no tenía nuevos inquilinos para ese día.

Lo cual nos dio un tiempo bastante interesante para poder aprovechar otro día de playa en Siesta Key, lugar que por suerte nos despedía con un sol radiante y una playa que va a quedar en nuestros mejores recuerdos de Florida.

Se hizo el mediodía, decidimos ir a cambiarnos, almorzar y dejar la casa en condiciones.

Nos costaba irnos, el grupo estaba encantado con todo, pero los viajes son así, los días pasan y nada puede hacerse al respecto.

El plan para la vuelta, ahora sí, incluía una pasadita por Naples. El problema fue, que apenas entramos en la ruta, nuevamente la lluvia acompaño nuestro camino.

Llegamos a esa hermosa ciudad que habíamos conocido el año anterior y claro que estaba las calles y mansiones sacadas de una maqueta, lo único que el mar, estaba revuelto y poco pudimos mostrarle a los primerizos, de ese hermoso lugar. Otro lugar que quedaba en el tintero.

Seguimos nuestro camino a Miami, con la lluvia como nuestro principal compañero.

Los días del golfo habían terminado, fueron espectaculares y es al día de hoy que siempre recordamos algo de esa experiencia.

Volvimos en otro viaje a esa costa pero quedara para otro relato.

Ahora se venía Miami, en un barrio prácticamente desconocido para nosotros, pero eso quedara para los próximos capítulos.

Espero hayan disfrutado del paseo, muchas gracias por leerme y acompañarme.

Martin Rueda.

 

 

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