La mayoría de las veces, uno visita lugares sin conocer su historia.

No hay obligación de hacerlo, pero al conocerla puede cambiar la perspectiva de todo, del enfoque que uno le de, la importancia, ya no es solo una foto de un lugar lindo que vimos.

Es una foto, de un pedazo importante de la historia de un lugar y algunas más que historias, son leyendas y lo que nos llevamos es algo más importante.

La inmigración cubana tiene muchas historias de balsas, barcos y las formas más increíbles que podamos imaginar, pero esta que encontré investigando un poco de la historia del lugar, me llamo muchísimo la atención.

Esta historia la saque de averiguaciones que hice y la mayor parte es de un sitio web, que dejo al final de la publicación.

Los dejo con una historia impresionante:

El personaje en cuestión es Roberto Ramos, quien desde temprana edad descubrió su devoción por el arte.

A los 17 años el y su hermano le hicieron una mudanza a un señor y este se les dio un cuadro de un famoso pintor a cambio. 
Roberto quiso venderlo pero no lo logro, hasta que por curiosidad, su hermano le propuso buscar la historia del pintor, quien era nada más y nada menos que Carlos Sobrino, en la Galería y el Museo Nacional de Cuba para vender mejor la pieza, pero no la encontraron.

Para su sorpresa descubrieron que el gobierno había desparecido o quemado un siglo de la Historia del Arte de su país.

A partir de ahí empezó una investigación que le trajo varios problemas y entradas a la cárcel. 
Hasta que en 1992, decidió abandonar la isla. 
Prefiero morir que vivir sin libertad fue el motivo que le dio a la madre.

Para realizar la hazaña compro un pequeño bote y se fue con dos de sus hermanos, pero no fue lo único que se llevó.

Rumbo a Florida, estuvieron cinco días a la deriva sin comida y sin agua porque lo último que le quedaba se había caído al mar. 
Estaban listos para morir cuando apareció un buque de la Guardia Costera de los Estados Unidos y los salvó. “El guardacostas cuando nos rescató me dijo que tenían que hundir el barco, pero me negaba y le decía que no porque que tenía una pequeña colección de arte en mi barco y no iba a permitir que se hundieran en el océano.

Me miraron sorprendidos, nunca habían visto un balsero coleccionista de arte. Me salvaron mi vida, la de mis hermanos y las 14 obras de arte que traía conmigo entre ellas el cuadro “El Saxofonista” de Carlos Sobrino, que me cambio la vida para siempre”.

Establecido en Miami creyó que su misión todavía estaba inconclusa. Y decidió volver a Cuba, algo sumamente arriesgado, ya que era perseguido, con el propósito de recolectar la mayor cantidad posible de arte de su país. Libros viejos, cuadros de pintores famosos, etc.

Una vez que completaron una colección de más de 600 obras, él y su hermano decidieron exponerlas en un “warehouse” en Miami al que llamaron “Cuba Master Collection”, un lugar oculto de quienes los buscaban, -destartalado por fuera, pero mágico por dentro-, allí se acercaban coleccionistas millonarios y amantes del arte quienes se quedan sorprendidos por las valiosas piezas expuestas y, más aún, por la historia de cada cuadro contada por un “balsero”.
Este trabajo como galerista les permitió subsistir mientras cumplían un sueño con el que pasarían a la historia.

“Cuba Master Collection” operó desde 1992 hasta el 2008, tiempo que dedico para escribir el libro “Grandes Maestros del arte cubano (1800-1958)”. Este libro represento una gran contribución a su pueblo ya que pudieron recuperar la historia cultural de su país que el gobierno comunista la había borrado durante más de cincuenta años, quemando libros y censurando la expresión más libre que el ser humano, el arte. 
Este texto es utilizado en muchas universidades de los Estados Unidos y en más de 500 universidades de todo el mundo. 
La historia del arte cubano cambió con esta publicación”.

Con la publicación de “Grandes Maestros del arte Cubano (1800-1958)”, seguir operando “Cubas Master Collection” no tenía sentido para Roberto quien estaba cansado del trabajo de galerías. Entonces se le ocurrió crear CubaOcho Museo y Performing Art Center un concepto exitoso de negocio, único y diferente. “Me di cuenta que Miami no existía un centro cultural cubano y que los cubanos no habían logrado unir su cultura en un solo lugar. Quiso terminar con las divisiones que existian entre los que llegaron en el 1960, 1970, 1980 o 1990, porque decía: todos somos cubanos no importa el año en que llegaste. Mi idea era a lograr un lugar donde pudieran venir a disfrutar del arte todos los cubanos y los latinoamericanos. 
El concepto fue crear un lugar donde se mezclan las artes, que fuera diferente, que no existiera ninguna igual en el mundo y lo logre. No se parece a ningún otro, es único. Como la base de mi negocio es la galería entonces usamos las paredes como exposición y las mesas también son obras de arte, por eso digo que el arte me salvó y yo salve al arte y a los artistas porque aquí todo está cubierto. Lo que más me gusta de este lugar es que se transforma todos los días con eventos y presentaciones, me gusta esa energía, me gusta su magia, por eso es un ícono en Miami”.

Ciertamente CubaOcho tiene una magia que enamora, a diario suceden cosas interesantes y Roberto tiene un sinfín de historias que contar, pero para él la memorable fue cuando llegaron en anonimato unos jóvenes, gemelos, quien posteriormente descubrió como los nietos del gran pintor costumbrista Oscar García Rivera, su autor preferido. 
Ese pintor retrato como nadie la crudeza del régimen castrista. No quiso seguir a su familia al exilio. Le costó la prisión, que el régimen le cortara los tendones para que no pudiera pintar jamás y al ser limitado de su pasión terminó suicidándose. “Ellos vinieron a comprar con sus ahorros tres cuadros de su abuelo y me estaban dando una oferta muy por debajo del valor real de esos cuadros y no me querían decir quiénes eran. Los descubrí. Lloramos juntos y al final no solo acepte su oferta sino le regales dos cuadros más de su abuelo y varios libros”.

Como Roberto le hace honor a algunas características de su signo Acuario, humanitario, original, creativo, que luchan por sus sueños, las causas justas y planifican el futuro, la próxima misión de este Robin Hood es que su colección de más de cien obras de autores cubanos, que actualmente está de gira por varios países del mundo, se quede fija en un museo que podría ser edificado en Cuba o en Miami. 
Él no quiere que vayan a servir de adorno a la casa de cualquier millonario. 
Él quiere que ese legado que con tanto esfuerzo busco, rescató y preservó quede para las generaciones futuras.

Fuente: 
https://lanota-latina.com/roberto-ramos-el-arte-me-salvo-y…/
Nota completa con fotos, se las recomiendo.

Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=GFJctEvET7s
(video de cuba ocho)

Pagina Oficial:
https://www.cubaocho.com/

 

Ubicacion Gps: 
1465 SW 8th St #106, Miami

By Martin

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